Proceden de
Mali, de Camerún, de Costa de Marfil, de Níger,…o de cualquier otro país de África
donde se producen guerras o situaciones de hambre, que en muchos casos suele
matar mas gente que los conflictos bélicos.
Inmigrantes
clandestinos y desesperados, dispuestos a todo para entrar en la Europa rica y
de los derechos humanos.
El peligro
para ellos no está al asaltar la valla, empieza desde que abandonan su poblado
dirección al norte. Al ser humillados, robados y maltratados por otros
emigrantes. Al ver morir a otros compañeros de viaje…..al descubrir que su piel
negra es un hecho diferenciador que les traerá problemas en el norte de África.
También conocerán a personas dispuestas a ayudarles de manera altruista y solidaria, a compañeros
de viaje con los que compartir los escasos recursos.
Serán
conscientes de que no pueden volver atrás, porque han dejado a sus familias en
la miseria para buscar una vida mejor para ellos y los suyos. El duro viaje les
hará ver que su destino está en manos de algo tan inseguro como es lo
desconocido.
Todo lo ocurrido a lo largo de el camino, será lo que les dará
fuerza para intentar cruzar la frontera, trepar una y otra vez por la disuasoria valla armada de cuchillas y espinos.
Aquellos que tienen algo más de dinero se la juegan en una patera, a veces previo pago de miles de euros a las mafias que se
dedican a llevarlos a la península a bordo de miserables y frágiles
embarcaciones.
Asaltar la valla es la solución de los más pobres y desesperados,
que tras infinidad de penurias han llegado al monte Gurugú, al que los
emigrantes clandestinos llaman el “punto final” y desde donde se divisa la ciudad de Melilla, la
antesala del “paraíso”.
“Aquí se
viene a buscar la valla y punto”. (Mahmud Traoré)
Muchos llevan
aquí años tras varios intentos infructuosos de saltar, que les han dejado
marcas en sus cuerpos. No pueden renunciar y regresar a su casa. Solo les queda
el intentarlo de nuevo o perecer en el intento. Es un viaje sin retorno.
Una valla de
12 kilómetros y 6 metros de altura, financiada en parte por la Unión Europa,
intenta disuadir a los inmigrantes. En realidad se trata de una triple valla:
dos alambradas en paralelo de 6 metros de alto y en medio otra de tres metros
rodeada de cables metálicos. A un lado, agentes de
élite de la Guardia Civil; al otro, soldados marroquíes desplegados a lo largo
del vallado. La triple valla de Melilla está diseñada para ser imposible de
superar. El vallado esta vigilado e iluminado constantemente y dispone de
sensores de ruido y movimiento así como de cámaras térmicas.
Pese a tanta
dificultad y gasto, el secretario de
Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ha cifrado en 17.000 los intentos de
entrada por la valla fronteriza de Ceuta y Melilla en lo que va de 2014, al
mismo tiempo que ha señalado que en lo que va de año alrededor de 2.000
inmigrantes han entrado en Melilla mediante saltos a la valla, el doble que en
2013.
El hambre y la pobreza les da fuerza para encaramarse de forma suicida
y circense a la inexpugnable valla y previstos de improvisadas escalas, harapos
y garfios esquivar las cuchillas y los espinos de la valla.
Hoy los inmigrantes
se vieron favorecidos por la niebla, que dejó a la Guardia Civil y las fuerzas
auxiliares marroquíes sin capacidad de reacción. Muchos han conseguido la
proeza de saltar las vallas y llegar a lado español.
Se fusionan los gritos y cánticos de los emigrantes que celebran
su éxito coreando “bosa bosa”
(victoria), con el ruido del helicóptero de la guardia civil, las sirenas de
emergencia y los gritos desesperados de los que permanecen en lo alto de las
vallas sin haber conseguido llegar a la “tierra prometida” y que son desalojados poco a poco y
obligados a volver al lado marroquí……¡¡al otro lado del paraíso!!
Lástima que tanto gasto como representa el levantar estos muros, no
se destine a educación e instaurar justicia y dignidad en el continente
africano. Seria una solución mas rentable y duradera que la de querer poner
puertas al campo….y el consabido peligro para quienes pretenden cruzarlo.
Este tipo de recintos podían dedicarse a encerrar a seres peligrosos
para el ser humano…..de estos tenemos muchos en nuestro primer mundo……políticos
corruptos y estafadores sin escrúpulos que se han enriquecido a consta de sus
semejantes.
Así, si que quedaría justificada la indigna valla.
PD: os dejo esta foto realizada por José
Palazón, portavoz y presidente de la asociación melillense Prodein, que mostraba al mundo dos realidades muy distintas: la de los
inmigrantes encaramados a la valla de Melilla y la de dos jugadores de golf,
practicando el deporte impasibles, al otro lado.
“Muchos no quieren
verlo porque si lo ven, ya no van a poder dejar de mirarlo”
(José Palazón)
Esta
imagen es tremenda, demuestra como estamos, cada uno en nuestro mísero mundo
cerrando los ojos a la realidad existente. Como sociedad egoísta NO TENEMOS
FUTURO.
Como
sociedad solidaria y unida contra las injusticias ¡¡SOMOS IMPARABLES!!.
Besos y saludos esperanzados pese a tanto sinvergüenza.
FERnando
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