lunes, 3 de noviembre de 2014

"Una vez llegas, o saltas o mueres"


Proceden de Mali, de Camerún, de Costa de Marfil, de Níger,…o de cualquier otro país de África donde se producen guerras o situaciones de hambre, que en muchos casos suele matar mas gente que los conflictos bélicos.
Inmigrantes clandestinos y desesperados, dispuestos a todo para entrar en la Europa rica y de los derechos humanos.
El peligro para ellos no está al asaltar la valla, empieza desde que abandonan su poblado dirección al norte. Al ser humillados, robados y maltratados por otros emigrantes. Al ver morir a otros compañeros de viaje…..al descubrir que su piel negra es un hecho diferenciador que les traerá problemas en el norte de África. También conocerán a personas dispuestas a ayudarles de  manera altruista y solidaria, a compañeros de viaje con los que compartir los escasos recursos.
Serán conscientes de que no pueden volver atrás, porque han dejado a sus familias en la miseria para buscar una vida mejor para ellos y los suyos. El duro viaje les hará ver que su destino está en manos de algo tan inseguro como es lo desconocido.
Todo lo ocurrido a lo largo de el camino, será lo que les dará fuerza para intentar cruzar la frontera, trepar una y otra vez  por la disuasoria valla  armada de cuchillas y espinos.
Aquellos que tienen algo más de dinero  se la juegan en una patera,  a veces previo pago de miles de euros a las mafias que se dedican a llevarlos a la península a bordo de miserables y frágiles embarcaciones.
Asaltar la valla es la solución de los más pobres y desesperados, que tras infinidad de penurias han llegado al monte Gurugú, al que los emigrantes clandestinos llaman el “punto final” y desde  donde se divisa la ciudad de Melilla, la antesala del “paraíso”.
“Aquí se viene a buscar la valla y punto”. (Mahmud Traoré)
Muchos llevan aquí años tras varios intentos infructuosos de saltar, que les han dejado marcas en sus cuerpos. No pueden renunciar y regresar a su casa. Solo les queda el intentarlo de nuevo o perecer en el intento. Es un viaje sin retorno.
Una valla de 12 kilómetros y 6 metros de altura, financiada en parte por la Unión Europa, intenta disuadir a los inmigrantes. En realidad se trata de una triple valla: dos alambradas en paralelo de 6 metros de alto y en medio otra de tres metros rodeada de cables metálicos. A un lado, agentes de élite de la Guardia Civil; al otro, soldados marroquíes desplegados a lo largo del vallado. La triple valla de Melilla está diseñada para ser imposible de superar. El vallado esta vigilado e iluminado constantemente y dispone de sensores de ruido y movimiento así como de cámaras térmicas.
Pese a tanta dificultad y gasto, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ha cifrado en 17.000 los intentos de entrada por la valla fronteriza de Ceuta y Melilla en lo que va de 2014, al mismo tiempo que ha señalado que en lo que va de año alrededor de 2.000 inmigrantes han entrado en Melilla mediante saltos a la valla, el doble que en 2013.
El hambre y la pobreza les da fuerza para encaramarse de forma suicida y circense a la inexpugnable valla y previstos de improvisadas escalas, harapos y garfios esquivar las cuchillas y los espinos de la valla.
Hoy  los inmigrantes se vieron favorecidos por la niebla, que dejó a la Guardia Civil y las fuerzas auxiliares marroquíes sin capacidad de reacción. Muchos han conseguido la proeza de saltar las vallas y llegar a lado español.
Se fusionan los gritos y cánticos de los emigrantes que celebran su éxito coreando “bosa bosa” (victoria), con el ruido del helicóptero de la guardia civil, las sirenas de emergencia y los gritos desesperados de los que permanecen en lo alto de las vallas sin haber conseguido llegar a la  “tierra prometida” y que son desalojados poco a poco y obligados a volver al lado marroquí……¡¡al otro lado del paraíso!!

Lástima que tanto gasto como representa el levantar estos muros, no se destine a educación e instaurar justicia y dignidad en el continente africano. Seria una solución mas rentable y duradera que la de querer poner puertas al campo….y el consabido peligro para quienes pretenden cruzarlo.
Este tipo de recintos podían dedicarse a encerrar a seres peligrosos para el ser humano…..de estos tenemos muchos en nuestro primer mundo……políticos corruptos y estafadores sin escrúpulos que se han enriquecido a consta de sus semejantes.
Así, si que quedaría justificada la indigna valla.

PD: os dejo esta foto realizada por José Palazón, portavoz y presidente de la asociación melillense Prodein, que mostraba al mundo dos realidades muy distintas: la de los inmigrantes encaramados a la valla de Melilla y la de dos jugadores de golf, practicando el deporte impasibles, al otro lado.
“Muchos no quieren verlo porque si lo ven, ya no van a poder dejar de mirarlo”
(José Palazón)

Esta imagen es tremenda, demuestra como estamos, cada uno en nuestro mísero mundo cerrando los ojos a la realidad existente. Como sociedad egoísta NO TENEMOS FUTURO.
Como sociedad solidaria y unida contra las injusticias ¡¡SOMOS IMPARABLES!!.
Besos y saludos esperanzados pese a tanto sinvergüenza.
FERnando



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